EDUCACIÓN AMBIENTAL. DESARROLLO SUSTENTABLE

Hay dos posturas sobre la noción de desarrollo sustentable o sostenible:

La primera postura está incluida en la Estrategia Mundial para la Conservación,
realizada en 1981 por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza: el desarrollo sustentable es la “modificación de la biosfera y la aplicación de los recursos humanos, financieros, vivos e inanimados en aras de la satisfacción de las necesidades humanas y para mejorar la calidad de vida del hombre.

Para que un desarrollo pueda ser sostenido, deberá tener en cuenta, además de
los factores económicos, los de índole social y ecológica; deberá tener en cuenta
la base de recursos vivos e inanimados, así como las ventajas e inconvenientes a corto y a largo plazo de otros tipos de acción”.

En el Informe Brundtland, de 1987, se lee: “El desarrollo sostenible es el desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”. En esta definición se pueden identificar dos elementos importantes: el vínculo entre sustentabilidad, desarrollo y satisfacción de necesidades humanas y la responsabilidad de las generaciones presentes con las del futuro, es decir, una responsabilidad intergeneracional.

Numerosos organismos internacionales, especialmente la UNESCO, integran en
el concepto de desarrollo sustentable las dimensiones económica, ecológica y
social (que incluye el ámbito político, cultural y ético, entre otros):



La dimensión social comprende el respeto y la valoración de la diversidad sociocultural, la justicia inter e intrageneracional, la equidad, la inclusión social, la igualdad de género, la democracia, la participación ciudadana y las relaciones diplomáticas y pacíficas.

La dimensión ecológica o ambiental refiere a la conservación de la biodiversidad y la integridad de los procesos que sustentan la vida en la Tierra. Se reconocen las potencialidades y límites de la naturaleza y la complejidad de lo ambiental.

La dimensión económica incorpora la necesidad de adecuar el proceso
de producción y consumo a la dinámica propia de los sistemas naturales,
y priorizar la disminución de la pobreza.

El concepto de desarrollo sustentable destaca la importancia de lograr la cobertura de las necesidades de alimentación, educación, recreación, vivienda y salud de toda la población. Esto implica pasar de un desarrollo pensado en términos cuantitativos (basado en el crecimiento económico) a uno de tipo cualitativo, donde se establecen relaciones entre aspectos económicos, sociales y ambientales, en un marco capaz de aprovechar las oportunidades que supone avanzar simultáneamente en estas tres dimensiones, sin que el avance de una signifique el desmedro de la otra.

Esta conciencia de los costos y las relaciones entre las dimensiones humana,
natural y económica del desarrollo y el progreso supone también la creación de
condiciones de largo plazo que hagan posible un bienestar para las actuales generaciones sin que esto represente una amenaza o deterioro de las condiciones de vida en el futuro.

Esta nueva concepción tiene como fundamento ciertos valores y principios
compilados en la Carta de la Tierra (2000), declaración ética para un mundo
sustentable. La misma demoró en elaborarse cerca de 10 años y fue iniciada
en la Cumbre de Río 92. Esta declaración goza de gran legitimidad, ya que fue
realizada en un proceso altamente participativo, en el cual miles de personas
y organizaciones de todo el mundo brindaron sus aportes para encontrar y
consensuar valores y principios. Así, la Carta de la Tierra es un modo de llevar
adelante y concretar el desarrollo sustentable.